El compromiso en la creación de una entidad deportiva
- Javier Fernández
- 8 ene 2018
- 2 Min. de lectura

Dar a luz una entidad deportiva requiere paciencia, compromiso y una dedicación casi exclusiva, mucho más allá de poner una firma en un papel. Cuando te planteas poner en marcha una organización de carácter social o deportivo, el impulso y las ganas son tan grandes que lo prioritario es encontrar el equilibrio para dar pasos seguros y determinados.
En el mundo del asociacionismo es importante rodearte de personas que se sientan identificadas con la idea que promueve su nacimiento. Tienen que ser protagonistas de esos primeros pasos fundamentales para limar inseguridades y asentar fortalezas.
Conformar un equipo comprometido
El equipo impulsor, sean tres, cuatro o cinco personas, ha de generar la suficiente fuerza y velocidad de crucero para que el barco vaya con el rumbo fijo, sin desviaciones imprevistas que lleven a la deriva con excesiva prontitud. Este equipo marcará por primera vez objetivos, acciones para cumplirlos y los plazos en los que alcanzarlos.
La paciencia ante la parte objetiva, el papeleo administrativo, las altas o el cierre de los nombres de la primera junta directiva, es un valor irrenunciable. Pero también lo es el compromiso, son muchas las horas y dedicación que vas a dar tú y tu equipo para que nada se escape en el ámbito económico y deportivo. Por ello, estarás continuamente reflejando en tu mente el momento posterior de la creación de la entidad y surgirán dudas, preguntas e inquietudes.
Por esta razón, debes eliminar los frenos y barreras que te impidan dar el salto. Si crees en ello y tienes claros los objetivos generales de la puesta en marcha de una entidad deportiva, recorre el camino que te has planteado, suma a personas con tu misma inquietud pero complementarias en funciones y competencias. Y sobre todo, vive los valores que alimentan el deporte de forma sana y determinada desde el inicio. Lo siguientes pasos serán ya en directo, sobre el escenario.
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