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Los veranos también son activos


Finalizan las temporadas para los clubes deportivos y junio sirve, o debe servir, para dejar perfilada la próxima campaña en lo referente a planificación deportiva e institucional y, así, dar paso al verano. Es justamente este periodo comprendido entre julio y agosto, en el que parece que todo para. Pero la realidad dista de la creencia y los veranos, estas últimos años, están siendo activos en las entidades deportivas y en las nuevas estructuras organizadoras de actividades estivales. Es sin duda, un servicio extra que además genera ingresos que son reinvertidos en el propio deporte.


Una maquinaria que no para


Para las familias y sus pequeños deportistas llega un descanso merecido, tras semanas dedicadas a entrenar y jugar partidos, sin embargo en los últimos veranos se están prodigando la organización de campus y tecnificaciones por gran parte del territorio en diferentes disciplinas de equipo.


En la montaña o el mar, de media jornada (más parecido a servicio de guardería), días sueltos o semanas completas, con multideporte o centrados en la mejora individual en una especialidad de los deportistas, playa, senderismo, aventura... toda una maquinaria de propuestas que vuelven al verano en un periodo altamente activo.


Este servicio supone en el caso de que sean organizadas por parte de las propias organizaciones de un despliegue humano y de recursos importante durante las semanas veraniegas. Monitores, entrenadores, instalaciones, materiales, transporte, hoteles o albergues, etc... toda una infraestructura que requiere de una minuciosa planificación para que las acciones salgan con nota alta.


Desarrollo, formación y diversión


Estas actividades tratan de conjugar el disfrute con el desarrollo de los deportistas. Un desarrollo más enfocado al aspecto relacional que al técnico, donde los juegos planteados ayudan a hacer equipo, a respetar, a ser generoso y sobre todo aprender de disfrutar de actividades deportivas diferentes a las habituales.


Por ello, es importante que los organizadores sepan explicar y contar muy bien a las familias que pretenden hacer, que actividades proponen, que cubre la inscripción y garantizar una serie de coberturas legales que protejan a los participantes, casi siempre menores de edad. Además, existe una logística que debe estar cubierta al máximo con personal propio o servicios externalizados.


Al final, prorrogamos la actividad física más allá de una temporada regular y hemos convertido los veranos en postemporadas que lejos de mantener rutinas, tratan de cubrir necesidades familiares con una oferta sana y deportiva.






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